domingo, 29 de junio de 2014

11 meses

Esta semana, la Cachorrina cumplió 11 meses regalándonos nuevos cambios y avances que nos tienen todo el día con la boca abierta y orgullosísimos de cada hazaña de la nena.

El peso y la altura, como no nos tocaba revisión, pues no lo puedo decir con exactitud, pero un estironcillo sí que le noto en la ropa y en los zapatos porque ¡se ha saltado un número! Pero tendremos que esperar al mes que viene para ver cómo continúa creciendo (aunque así a ojo, tiene toda la pinta de seguir con sus percentiles 75).

Los mayores cambios que se han producido en ella este último mes son en la motricidad, ya que finalmente ha aprendido a gatear a cuatro patas, y a ponerse de pie y querer caminar de la mano a todas horas, con pasos cada vez más firmes y decididos. Ésto último nos tiene al Cangués y a mí al borde de la lumbalgia severa, pero todo sea porque la peque se eche a andar sola rápido y podamos volver a ir por la vida como homos erectus de bien. También está evolucionando en el gateo y ahora se desplaza a cuatro patas pero con una pierna estirada para avanzar con el pie, o directamente con los pies y las manos, alternando ambas modalidades en un ejercicio estilosísimo a medio camino entre guerrero ninja y Spiderman, que da gusto verla.

En cuanto a la comunicación, también ha avanzado muchísimo, y aunque sus palabras aún son muy pocas (mamá, papá, guauguau, caca), ya tienen un abanico de sonidos muy amplio que le permite soltar monólogos y broncas varias en su idioma particular (tatata, lirilili, cucucu, lele, gugu, tititi, mememe, etc...). A pesar de que todavía le queda mucho para hablar, lo cierto es que ni falta que le hace porque consigue hacerse entender divinamente con voces, muecas y gestos: señala con la mano lo que quiere, quita la cara y dice que no con la cabeza, o empuja y tira lo que no le interesa.

En lo que respecta al carácter, cada vez es más abierta y extrovertida: le gusta la gente, le gusta jugar con quien esté dispuest@ a dedicarle un rato y le pirra ver a otros niños y niñas, a los que intenta acercarse a la mínima oportunidad, -la única persona por el momento en su lista negra es su profesora de natación, pero esa historia merece un post aparte-. También está demostrando ser una niña muy inquieta y curiosa, que no para un sólo segundo y a la que le falta tiempo para abarcar todo lo que quiere investigar.

Las noches han mejorado infinitamente, supongo que gracias, en parte, a su hiperactividad diaria y, en parte, a la eliminación del pecho con sus tomas nocturnas, y ya podemos decir -trtrtrtrtrtrtrtrtrtrtr, introducir redoble de tambor aquí- ¡que dormimos toda la noche del tirón! (9 maravillosas horas); aunque de vez en cuando necesita que la socorramos en mitad de la noche porque no encuentra el chupo o tiene calor o no encuentra postura, pero en seguida se queda frita otra vez.

Y colorín, colorado, otro mes que ha volado.

Seguid tan guap@s :)

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martes, 24 de junio de 2014

Vamos a la playa, calienta el sol...

Cuando el Cangués y una servidora éramos sólo dos, o si acaso, dos y un barrigón, íbamos a la playa prácticamente con lo puesto, el bikini o bañador debajo de la ropa, la toalla al hombro, la crema para el sol y a correr. Disfrutábamos muchísimo de escaparnos a la playa para aprovechar cualquier rayo de sol que se dignara a lucir en nuestra Asturias Patria Querida. Pero las cosas han cambiado radicalmente desde que la Cachorrina entró en nuestras vidas, y desde que el destino tuvo a bien situarnos en una Isla paradisiaca, con calas de arena blanca finísima y aguas cristalinas color turquesa, y 300 días de sol al año.

Ahora la playa forma parte de nuestro día a día, -no pongo rutina diaria, pero nos falta el canto de un duro para ir día sí día también-, pero nos hemos encontrado con que no es tan fácil como antes ir a darnos un chapuzón y que en lugar de ir a la playa a relajarnos volvemos más estresados que si hubiéramos estado dando voces al teléfono, comprando y vendiendo acciones en Wall Street. Pero aún así, nosotros insistimos, que no se diga que no nos gusta un quítame de ahí esa arena.

El caso es que nosotros nos levantamos un nuevo día de cielo azulísimo y calor y con unas horas libres por delante, y casi sin pensar -a lo mejor si nos detuviéramos a meditarlo un segundo la cosa cambiaba...- decidimos que nos vamos a la playa. Y entonces empieza lo bueno: antes de salir de casa hay que encontrar a la Cachorrina, que desde que gatea uno no sabe nunca por donde puede aparecer, y hacerle un placaje de Pressing Catch para echarle crema factor "escomoestaralasombra" 50+, mientras se revuelve por escapar, te quita el bote de las manos y se chupa la crema con ansiedad. Una vez encremada la peque y preparados con biberones de agua, chupetes extra, pañales y todos los trastos que habitualmente llevamos de paseo con nosotros, sólo nos queda coger las cosas para la playa que incluyen: una giganto bolsa para nuestras toallas, cremas, gafas de sol, libros -sí, llevamos libros, no porque vayamos a tener ni un solo segundo para leer, es por el placer de cargar con ellos y llenarlos de arena sin sentido-, una cesta con juguetes de la Cachorrina aptos para ser rebozados en la arena y/o tirados al agua, un cubo con su pala, su regadera, su rastrillo, sus  moldes con forma de cangrejo y estrella de mar, y esas cosas que se convierten en armas letales en manos de la nena, la lancha hinchable para que la Cachorrina navegue o se quede a remojo modo piscina con sus cachivaches, la sombrilla para que no se tueste con el sol, muselinas por si se echa la siesta, la silla-hamaca plegable para el Cangués (ésta ya es por vicio, que una vez metidos en el lío, nos venimos arriba y cargamos con lo que nos pongan por delante), termo con la comida de la peque y una colección de sombreros para la nena que va alternando a la misma velocidad que se los quita y los pone a remojo.

Total, que cargados como mulas tordas pisamos la arena no sin antes distribuir el equipaje: Cangués con silla de la Cachorrina que no rueda en la arena, la nena en la silla enloqueciendo por ver el agua, sombrilla en el hombro izquierdo, y giganto-bolsa en el derecho, y la menda lerenda, con cubo y pala en una mano, silla plegable en la otra, cesto de juguetes en el antebrazo izquierdo, termo con comida en el antebrazo derecho, lancha motora al cuello que no me deja avanzar y que se engancha con la silla y me hace tropezar tropecientas veces mientras doy saltitos porque quema la arena, mientras cruzamos en peregrinación tooooda la playa porque nos gusta ponernos en la orilla, mireusté -debo decir que ésto de la orilla nos gusta aquí en la Isla que no hay mareas, porque lo que es en Asturias si te pones en la orilla y te sube el agua, en un abrir y cerrar el bote de crema, te encuentras mar adentro, en aguas internacionales-.

Una vez aparcamos la silla de la Cachorrina, sacamos las toallas, clavamos la sombrilla, montamos la zona de juegos de la nena, le ponemos el bañador y nos encremamos todos, tenemos que echar a correr al agua para que la peque deje de comer arena intentando ir ella sola, así que nos hacemos a la mar con la lancha llena de juguetes y de agua que la Cachorrina se empeña en beber chupando con ansia todo lo que ya tenga un mínimo sabor salado, mientras tira por la borda el primer sombrero, jugamos en el agua hasta que estamos todos arrugados, y cuando salimos toca sesión de furia para secar a la Cachorrina, ponerle un pañal limpio, un bañador y un sombrero secos y una segunda capa de crema. La situamos en medio de 3 toallas gigantes perfectamente limpias de arena y dispuestas para que juegue tranquilamente, mientras el Cangués y yo la observamos de pie, sin sitio donde ponernos, -porque la silla plegable ya os dije que la llevamos por el placer de cargar-, y observamos como en medio segundo, el fruto de mi vientre, ha arrastrado todas las toallas, enterrado las manos en la arena, se la ha tirado por la cabeza y se come un buen puñado con una mano mientras con la otra se hace un peeling en las corneas, dejándose los ojos rojos y llorosos como si viniera de un after. Y entonces volvemos al agua a quitar el rebozo que se ha formado entre la arena y la crema, y a tratar de que la peque escupa y abra los ojos de nuevo, y volvemos a salir y a secarnos, y ponernos un bañador seco y el tercer sombrero, porque el segundo también ha sucumbido al baño. Y así nos da la hora de comer, y la sentamos en la silla, pero se endemonia y se lanza de cabeza contra la lancha, y decidimos darle de comer en la lancha, y así entre cucharada y cucharada puede darle algunos lametones al hinchable que todavía sabe a mar, y consigue coger arena de la pala y se la lleva a la boca a la vez que la cuchara con el puré, y como le pican los ojos del primer peeling, se hace otro, pero éste con vitaminas, que incluye verduras y proteínas además de arena, y antes de irnos hay que meterla en la ducha a ver si lo arreglamos, y nos llega la hora de irnos, y, sin haber puesto el culo en la toalla -ni en la silla plegable-, sentamos a la Cachorrina, recogemos las toallas en la giganto bolsa, recopilamos bañadores y gorros que estaban secando, hacemos recuento de bajas de los juguetes que traíamos, desplegamos la silla, sacudimos arena de los libros, limpiamos restos de puré y arena de la lancha y el rastrillo, desmontamos la sombrilla, y volvemos cargados por donde vinimos, dando saltitos porque quema la arena y más agotados que si hubiéramos estado 8 horas picando piedra en la Camocha. Y lo peor de todo es que nos vamos felices y deseando volver mañana. 


¡¡Seguid tan guap@s!!

viernes, 13 de junio de 2014

El destete

O como la cuchara venció a la teta (qué falta de apego por parte del fruto de mi vientre hacia mi persona, oiga...).

Después de 10 meses de lactancia materna, los 6 primeros en exclusiva, la Cachorrina y una servidora decidimos que la lactancia materna había llegado a su fin. Lo cierto es que yo no me había marcado objetivos muy ambiciosos al respecto, siempre dije que tenía claro dar 6 meses de lactancia materna exclusiva pero que no sabía lo que ocurriría a partir de ahí: si continuaría, si con la introducción de la alimentación complementaria ella no querría más, o si las dos querríamos continuar unos meses más... Lo que sí tenía más o menos claro era que lo dejaria en un momento en el que fuera relativamente fácil para las dos, que ella lo marcara y que no supusiera un conflicto, sino que surgiera de forma natural para que la peque no echara el pecho de menos ni fuera un cambio traumático o brusco para ella.

Conozco a madres a las que les costó mucho destetar a sus retoños, sobre todo pasados los dos años de edad, y la verdad es que no sabía cómo sería ni cuándo se produciría el destete de Nerea si ella mostraba muestras claras de querer seguir con él a largo plazo. Pero hacia los 9 meses de la peque sentí que el momento se estaba acercando de manera natural para las dos, porque ella ya no quería tanta teta como antes, de hecho, ya no la quería ni para comer, ni para merendar, ni para cenar, porque después de los purés y papillas si le quedaba hueco estaba reservado para algún trozo de pan y no le interesaba ni lo más mínimo lo que la teta podía ofrecerle, así que dejé de ofrecérsela después de las comidas de cuchara y ella tampoco la pedía. Seguía tomando por la noche, aunque bastante menos, porque antes se despertaba cada hora y media o dos horas para mamar, pero empezó a dormir más o a despertarse pero no querer teta, sino simplemente que le diera la mano o le pusiera el chupo para darse la vuelta y seguir durmiendo. Por la mañana, también tomaba pecho, pero sólo para el desayuno, después no pedía en toda la mañana y sólo protestaba llegada la hora del almuerzo, en la que la teta no le interesaba, pero aplaudía con las orejas al ver que la sentábamos en la trona y le traía el plato con el puré.

A medida que avanzaban los días ya no pedía teta por la noche, se seguía despertando, pero eran despertares de cogerla en brazos y volver a quedarse dormida inmediatamente, así que llegamos a tener sólo una toma para el desayuno. Yo quise seguir con esa toma diaria un poco más, tal vez hasta que la Cachorrina tuviera un año (ya estaba claro, con la trayectoria que llevábamos que la lactancia no iba a ser mucho más larga, porque la peque ni la necesitaba ni la echaba en falta), pero después de un par de semanas me di cuenta de que esa única toma, la peque se dedicaba más a jugar con el pezón, pellizcarme y morderme (éso era mucho dolor innecesario) que a otra cosa, así que para asegurarme de que comía, comencé a darle biberón con cereal para el desayuno... y tan ricamente. Han pasado desde entonces unas semanas y nunca dio muestras de querer su teta, así que quiero pensar que ella misma fue dejando de lado el pecho ante la presencia de otros alimentos que le gustan más (es de cuchara, como su padre). De hecho, casi me da pena que parece que la única que echa de menos esos momentos entre las dos ¡soy yo!

Por eso a veces cuando leo la expresión Baby led-weaning (destete regulado por el bebé), pienso que la Cachorrina sí que me ha hecho un BLW a mí, jajaja... Porque la introducción de nuevos alimentos que le interesaban más fue haciéndole perder interés en la teta (desagradecida...;)) Así que en esas estamos, desde los 10 meses aproximadamente, la Cachorrina ya no toma leche materna. 

Debo decir que al haber sido tan gradual y tan pautado por ella misma, yo no tuve ni que sacarme leche nunca, ya que al ser una única toma al final, simplemente dejé de dársela y, aunque noté unos días algo de peso en los pechos, desapareció sólo y sin ningún tipo de problema. Yyyyyyyyyy, tengo que decir, para las mamis que, como yo, sufren de insomnio y me preguntan que cómo hemos hecho para que las noches mejoren, me temo que el único secreto que se me ocurre ha sido el fin de la teta. Al dejar el pecho, la Cachorrina empezó a dormir mejor, supongo que porque ya no esperaba ni quería teta. Y ahora aunque sigue teniendo alguna noche mala malísima, la mayoría de las noches duerme 6 ó 7 horas seguidas. y esta última semana, ha dormido 3 noches de 9 horas seguidas. Así que, aunque por un lado echo de menos darle el pecho, por otro el descanso de todos los miembros de la familia, ¡lo hemos agradecido infinitamente!

Y por supuesto, también he agradecido infinitamente decir adiós a sujetadores de lactancia feos y tristísimos y poder dar la bienvenida a monisiteces lenceras.

Y vosotras, ¿cuándo sentisteis que había llegado el momento del destete? ¿os costó dejar de dar el pecho? ¿tenéis pensado darle hasta los 2 años que recomienda la OMS?

¡Hasta el próximo post!

viernes, 6 de junio de 2014

Deco: La habitación de la Cachorrina

Cuando una se queda embarazada, una de las cosas en las que empieza a pensar es en cómo decorar la habitación del nuevo miembro de la familia. En mi caso busqué inspiración e ideas hasta que tuve más o menos claro cómo quería que fuese su habitación. Sin embargo, la cruda realidad hace que tengas que adaptar esas ideas a la situación de cada momento, que en nuestro caso se tradujo en mudanzas, con s, que terminaron en nuestra Isla hace 3 meses en un piso alquilado. 

Al no ser una casa en propiedad y estar en un piso que sabemos no será la vivienda familiar definitiva, ni siquiera si estaremos mucho tiempo porque como queramos hermanitos tendremos que buscar uno más grande a corto-medio plazo, hace que quieras que tu peque tenga una habitación infantil bonita, pero que a la vez no requiera ni obra, ni mucho desembolso económico. Vamos, que quieres que la habitación te quede hecha una monisitez pero versión muy, pero que muy, low cost. Y eso hicimos con la habitación de la Cachorrina. Os quiero enseñar algunas fotos, para que veáis que sin gastarse prácticamente nada puedes apañar la habitación para darle los toques infantiles justos (los juguetes ya aportan bastante, jaja) y algunos DIY.

Primero, os quiero enseñar el antes y el después de una sencillísima cómoda de Ikea simplemente cambiándole los tiradores y añadiendo dos tonterías para convertirla en una cómoda cambiador para bebés la mar de barata, que es de lo que se trata. 


 Antes


Escogimos la cajonera modelo Koppang de Ikea, porque era la que tenía las medidas que mejor se adaptaban para colocar el cambiador de la Cachorrina encima. Le cambiamos los tiradores por unos divinos de Zara Home con forma de nubes rosas, y una, que es una sentimental, le añadió los soportes de los globos con los que la familia recibió a la Cachorrina a la salida del hospital :)
Una vez colocado el cambiador, utilicé el primer cajón para meter una cesta con pañales y productos de aseo, y ya tenía mi cómoda-cambiador sin gastarme un dineral en comprar uno específico para bebés. Con la ventaja de que a medida que la Cachorrina crezca puede dejar de ser una cómoda infantil en un periquete.

Despues




                                   

Además, como en la pared ya había colocado un aplique que quedaría justo encima del cambiador, le colgué del mismo un móvil de fieltro DIY para que se entretuviera mirándolo al cambiarle los pañales a la Cachorrina. Aunque ahora como es una bestia parda, intenta lanzarse a por él y se lo va a cargar el día menos pensado (el móvil y el aplique, claro). También aproveché el fieltro para decorar el armario empotrado que tenía la habitación y darle también un toquecillo infantil.


En cuanto a los colores de la habitación, ya os había comentado cuando os mostraba fotos de habitaciones inspiradoras, que a mí me gustaba más el colorido y no ceñirme a sólo dos o tres colores, así que partiendo del blanco y rosa como base -porque es lo que abunda-, después lleva de todo, lo que nos permitió dejar la pared pintada del color que venía con el piso (estaba recién pintada y era tontería volver a pintar). Eso que ahorramos, ¡ea!

Además, como el suelo es de mármol, bastante frío, pusimos una alfombra de pelo de oveja falsísimo (imitación de Ikea) y una alfombra puzzle de Pocoyó (me encantó por los colores) para que la Cachorrina jugara tirada en el suelo a gusto y que nos sirviera de base cuando le montamos la piscina de bolas. Por lo demás, todo son juguetes guardados en el cubo de almacenaje de Ikea, la cesta, debajo de la cuna y lo más aparatoso en el armario... Que la habitación es chiquitina y hay que hacer milagros porque esté medio ordenada.



 








Y vosotr@s, ¿pudistéis decorar al gusto la habitación de vuestros cachorros? Hasta el próximo post :)

lunes, 2 de junio de 2014

Diez meses de Cachorrina

El pasado 25 de mayo, la Cachorrina cumplía sus primeros diez meses de vida. Así, otro mes que nos pilla por sorpresa y yo me pregunto, como diría mi amado Sabina: quién me ha robado el mes de abril... y el de marzo, y febrero... y unos cuantos, porque me crece la niña que no me entero. Sé que siempre os digo lo mismo y que esto de que el tiempo pasa volando es muy de madre, pero es que es cierto que no te das cuenta de lo deprisa que van creciendo y no puedes evitar pensar en si se estarás aprovechando y disfrutando bien de cada etapa o si se te estarán escapando cosas que ya no volverán -lo del sentimiento de culpa viene de serie con la maternidad-.

En este último mes la Cachorrina ha espabilado a pasos agigantados. Físicamente está mucho más fuerte y se mueve mucho más deprisa así que tenemos que tener mucho cuidado porque agarra al vuelo cualquier cosa que se le pone a tiro. De tiendas ya no me la puedo llevar porque en lo que yo echo un ojo a un vestido y unos zapatos (sólo echo el ojo, que no está la cosa para ir comprando -qué triste-), ella ya ha chupado a su paso dos camisetas, unos shorts, se ha guardado un par de calcetines en la silla e intenta arrancarle las piedras a un maxicollar de flores. Y de la que salimos corriendo de la tienda abochornadas (abochornada yo, ella feliz) todavía la veo escupir el trozo de una etiqueta, que rezo para que el resto de la etiqueta se haya quedado rechupeteado en la tienda, y que no se lo haya comido la nena.

Para moverse sigue prefiriendo ir sentada, aunque ahora hace el amago de gatear, se pone a cuatro patas y se balancea o levanta una pata quedando en una postura muy extraña de la que ella misma no sabe como salir, por lo que opta por despatarrarse en la alfombra y pedir auxilio, directamente. Lo que sí intenta es ponerse de pie sola agarrándose a lo que tiene a mano y subiendo a pulso. De momento se queda de rodillas, pero poco le falta ya para levantarse. También debo decir que ya da sus priemros pasitos cogida de los brazos, aunque todavía son torpes y va con el cuerpo descontrolado, pero ya tiene claro a dónde quiere llegar y hacia allí va dirigiendo sus pierninas.

La comunicación con ella cada vez es más fácil y ya se hace entender sin palabras bastante bien y notamos que ella cada vez entiende mejor lo que nosotros le decimos. Ya sabe lo que significa que no, cuando no queremos que toque o haga algo, y en cuanto oye la palabra NO, deja lo que está haciendo y se pone a negar con la cabeza. Aunque esto del NO lo ha entendido tan bien, que ella también lo utiliza y cuando le das algo que no quiere se pone a sacudir la cabeza enérgicamente y no hay tu tía... No es que no.

Al igual que ocurre con el NO, cada vez imita más los gestos, movimientos y sonidos que le hacemos. y ya sabe decir adiós, dar palmitas, mover la mano con los "Cinco lobitos", enseñar un dedito cuando alguien dice UNO (fruto del adiestramiento por parte de mi madre que se tiró una semana sorprendiéndola con UNOS a todas horas para que fuera ensayando para su primer cumpleaños), sacar la lengua y hasta poner morritos de pez al más puro estilo Mario Vaquerizo.

Hablar le cuesta más y sigue con su idioma, aunque casi me atrevo a decir que por fin ha dicho su primera palabra con sentido y es "guauguau". Cada vez que ve a un perro da un salto en la silla y dice "gogo". 

En cuanto a su carácter, sigue siendo una niña feliz e inquieta, aunque también desconfiada y asustona. Quiere estar explorando cosas nuevas todo el rato y es más exigente en cuando a que quiere que juegues siempre con ella o la lleves a los columpios (qué letra saben ya con diez meses, madredelamor...).

Fruto de su nueva actividad más intensa, parece que sus pautas de sueño se van recolocando, y las siestas ya están bien establecidas, durmiendo sola en su cuna dos horas (benditas dos horas) y las noches, si bien siguen distando mucho de ser perfectas, han mejorado notablemente, ya que se duerme nada más cenar y la mayoría de las noches sólo tenemos un par de despertares, algunas incluso sólo uno... aunque de vez en cuando nos sigue torturando despertándose cada hora.

Para terminar os cuento que este mes nos tocó revisión con el pediatra y la Cachorrina sigue en Percentiles 75 de altura y peso, con 71,5 cm y 9,500 kg. Osea que sigue estando como un torito... y preciosa :)