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lunes, 1 de abril de 2013

Y ya van 24 semanas

O lo que es lo mismo, 5 meses y medio. La cachorrina a estas alturas del embarazo pesa ya más de medio kilo y mide unos 28 centímetros de la cabeza a los pies, lo que explica el tamaño que está cogiendo mi tripa --el Cangués ha dejado de llamarme por mi nombre, ahora sólo me llama Barrigón--; y tiene ya sus medidas proporcionadas, muy similares a las que tendrá cuando nazca. Además, debido a su tamaño y a que cada vez sus músculos están más fuertes, lo que antes sentía como un burbujeo o un cosquilleo, empiezan a ser patadas y puñetazos en toda regla. No me lo quiero ni imaginar dentro de un par de meses...


Su piel ya ha dejado de ser traslucida y poco a poco se va pigmentando. Su cerebro se desarrolla también con mayor rapidez y sus sentidos están ya maduros permitiéndole familiarizarse ya con su entorno: utiliza el sentido del tacto y se toca la carita o agarra el cordón umbilical, percibe con más claridad los sonidos del cuerpo de la madre, como el corazón, y los del exterior, de tal forma que al nacer reconocerá la voz de sus padres o la música que le ponías habitualmente: escuchar esos sonidos familiares hará que se relaje y se sienta seguro una vez fuera de su escondite; a través del olfato y las papilas gustativas ya reconoce olores y sabores presentes en el líquido amniótico y que tienen relación con la alimentación de la mami. El único sentido que todavía no utiliza es la vista, aunque sí puede percibir los cambios de luz fuertes, así que a partir de ahora que llega el solín (porque llegar, llega, ¿no?) voy a empezar a poner un poco la barriga al aire que seguro que el calor y la luz solar le dan energía y le presta. Eso sí, a pesar de no ver nada, ya abren y cierran los ojos practicando el reflejo del parpadeo.

Los sistemas digestivo, respiratorio y circulatorio también están casi maduros y preparados para la vida en el exterior. Además, duerme un montón (unas 18-20 horas al día) y cuando se despierta se estira, bosteza y se despereza (yo, por verla...). También se chupan el dedo para practicar el movimiento de succión, dan volteretas y tienen hipo regularmente para que al nacer puedan regurgitar la leche en caso de que ésta le pase por el lado que no es.


En cuanto a mí, la barriga me crece a un ritmo ya rapidísimo (os prometo que a veces parpadeo y ya la veo más grande) y eso hace que sienta picores y tirones en la piel del abdomen. Además ya me va pesando y noto que la espalda me cansa más y que tengo como dolor o agujetas en las ingles. Tuve que preguntarle a la ginecóloga si era normal porque yo pensaba que tenía  algo malo y que me iba a morir (sin dramatizar ni nada), pero me comentó que era normal, que es porque los músculos y tendones de la zona ya se están aflojando y preparándose para el momento del parto, que digo yo... ¡¡¡¿ya?!!! ¡¡pero si me quedan 3 meses y medio!! A este paso, y teniendo en cuenta lo que duele, creo que en un par de meses, a lo sumo, la nena va a poder salir por su propio pie del vientre de su madre...

También me han dicho que, dentro de éste cúmulo de efectos secundarios malignos que es la gestación, a partir de ahora mi circulación sanguínea se volverá más lenta porque el útero ya tiene el tamaño de un balón de reglamento y oprime las venas, lo que provoca la hinchazón de brazos y piernas --el conocido efecto del pantobillo, que yo espero evitar, porfavó--. 



Y hasta aquí la clase de hoy. ¡Feliz comienzo de semana!

2 comentarios:

  1. Parece mentira como funcionan las cosas ahi dentro y q ya se este preparando tu cuerpo para el parto. No me extraña q lo llamen el milagro d la vida!

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    1. Pues sí, la verdad es que es alucinante como funciona todo perfectamente. Sólo falla un poco el tema del parto, no?? Todo tan preparado y tan calculado al milímetro para que luego haya que parir con dolor... debería ser más fácil!!! Jaja... digo yo... Pero sí que es milagroso :)

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