Ayer, por primera vez desde que estoy embarazada, me cedieron el asiento en el autobús. Cosa que me hizo más ilusión que si me hubiera tocado el Rasca de la Once porque quiere decir que ¡ya se nota mucho!. Más contenta iba yo... Pero lo fácil que es hacerme feliz a mí no es el tema, que me distraigo; el tema es que iba el autobús lleno, con gente de todas las edades y ambos sexos y sólo dos personas se levantaron al verme: una madre que estaba sentada con su hija de un par de años en brazos y una señora mayor. Es decir, sólo me iban a ceder el sitio las dos personas del autobús que precisamente ¡también tienen derecho al asiento reservado! Ni señoras de mediana edad, ni señores, ni jóvenes, ni adolescentes... Todos agarrados al sitio, no fuera a ser..., incluidos todos aquellos que estaban sentados precisamente en esos asientos reservados, que aquí cantan un montón porque: llevan una pegatina gigante encima, son de color rojo (cuando los del resto del bus son azules) y, por si no distingues colores y no has visto la pegatina, el propio asiento viene bordado con las siluetas de las personas que deben tienen preferencia (en amarillo, para que luzca bien sobre el fondo rojo).
Sin embargo, a pesar de todas las señales (y de la educación más elemental), hay que ver lo que le cuesta a la gente cederte el asiento. Subes al autobús y produces tres efectos básicos en la gente:
Opción A: No te veo porque voy muy concentrado buscando matrículas de coches que sean capicúa y no dejaré de mirar por la ventana mientras sienta tu presencia en el bus y aunque ya me esté doliendo el cuello.
Opción B: Estoy muy concentrad@ leyendo este libro-revista-folleto del kebap de la esquina que es tan interesante que no levantaré la vista de él así se me pase la parada sólo para poder fingir que no te he visto la panza, y aunque parezca lerd@ porque necesito 7 paradas para leer "Doner Kebab. Servicio a domicilio. 2x1. 999 999 999".
Opción C: Qué sueño más tonto me acaba de entrar que me he dormido hasta con la pompa del chicle a medio hacer.
Que dan ganas de explicar que no es por el placer de ir sentada, es porque si el bus da un frenazo y te caes o te das un golpe en la tripa igual te sale un guantazo-reflejo-ninja, así sin querer, que se le va a olvidar de qué era el folleto y se va a tragar el chicle. Y no es que sea yo agresiva, cuidao, no confundirse, pero ésto de proteger la tripa como si fuera El Anillo-Mi tesoro la vuelve a una muy macarra.
Y es que hay que ver lo que nos gusta una silla, oiga. Porque no sólo pasa en el autobús. Cuando el Cangués y yo fuimos a maternidad a hacer nuestra primera ecografía, en la sala de espera no cabía un alfiler y la mayoría de los asientos estaban ocupados por los futuros papis, mientras las embarazadas que iban llegando agarrándose la barriga y los riñones tenían que quedar de pie en el pasillo, durante la hora y media de retraso que llevaban en las ecos. Y os aseguro que había bombos allí que podían portar quintillizos tranquilamente y ser la envidia del mismísimo King África. La situación era un poco penosa, la verdad. Miguel y yo, que estábamos apoyados en la puerta, teníamos una panorámica de desprendimiento de retina: a la izquierda una vista de paisanos sentaditos en sus sillas, y a la derecha dos hileras de barrigas apoyadas como podían en la pared.
Pero bueno, más que un problema de educación, en el caso de los hombres, creo que se trata más bien de un problema de empanada mental. Porque ya sabemos que no son muy de darse cuenta de las cosas. Ellos están allí, tranquilinos, esperando a que la enfermera diga el nombre de su mujer para pasar y ya está. No ceden el asiento, no porque no quieran, sino porque ni se enteran. Más ricos...
Y lo hinchadísima que iba yo porque mi Cangués fue el único que se levantó de la silla (cuando llegamos, algo así como el día antes, había sitio) y dijo "qué vergüenza, todos los paisanos sentaos y las preñadas de pie". Si es que Julio y Pilar me lo mandaron ya muy bien educao. :)
Y a vosotras, ¿os cedían el asiento en el bus, tren, metro? ¿Creéis que valen para algo los "asientos reservados"? ¿Pasa lo mismo con personas mayores, madres/padres con niños pequeños o minusválidos?
Un besín!!
FELICIDADES por tu embarazo!!
ResponderEliminarYO no lo he podido vivir en mis carnes con barrigón, pero cuando me iba a las consultas a esperar las betas y la eco pasaba lo mismo. Una verguencita.
A lo que iba: en el autobús me ha pasado que yo he dejado el sitio a una embarazada y una vieja rápida se sentó delante de ella con toda la cara dura, la pobre no llegó ni a rozar el asiento. Flipante.
Muchas gracias!!! Pues sí que estuvo espabilada la señora, jaja, la verdad es que hay gente que le echa mucho morro y hay que decírselo porque sino siempre harán lo mismo. También me han contado algún caso de señoras que pedían a embarazadas que les dejaran el asiento y las levantaban... Muchas gracias por pasarte y por el comentario!! Ya he visto que tienes dos blogs súper interesantes. Me paso!!
EliminarYo en estos casos no tengo ningún problema en sacar los colores a quien sea, simplemente les tocas el hombro y les dices "perdona este es un asiento reservado y estoy embarazada, me dejas sentarme?"
ResponderEliminarRespecto a señoras con jeta, en una ocasión me paso algo similar, cedí el asiento en este caso a un señor muy mayor que casi no se tenía en pie y una listilla se me coló. Tal y como toco el asiento con el culo la levanté de un brazo, la saqué de un "empujón" me puse entre ella y el asiento para bloquearla y ayudé a sentarse al señor.
Ni pío dijo la señora.
Bienvenida Eva!! Pues tienes toda la razón, no debemos cortarnos ni un pelo en decirlo si nadie nos cede el asiento, porque no es plan de arriesgarse a un frenazo y un mal golpe que se puede evitar si vas sentada (que por algo tenemos asiento reservado!!), y más si se trata de decírselo claro a algún/a caradura!!
EliminarTe diré que el día que fui al hospital a hacerme mis últimos monitores (y me quedé ya allí) fui en metro y nadie se levantó. Ahí lo dejo.
ResponderEliminarPues anda que no debías ir "cargada"... La gente es la leche y por llevar el culo pegao a la silla hacen lo que sea!! Gracias por pasarte y por comentar!!
EliminarBuenas tardes,
ResponderEliminarYo no estoy embarazada ni nada pero da vergüenza... De estos casos que explicas he visto a montones, y no solo hacia embarazadas, sino hacia personas de edad avanzada y es que la gente no es capaz de mover el culo...
Una vez iba una mujer mayor que le costaba hasta respirar y había que sujetarla y con todo y eso nadie fue capaz de cederla un asiento...