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martes, 12 de marzo de 2013

El portabebés


En todas las culturas del mundo, y tradicionalmente en la nuestra, la forma natural que tienen las madres de llevar a sus hij@s es el porteo, que consiste en cargar al bebé pegado al cuerpo protegido en un trozo de tela o fular. Este sistema permitía, y permite, a las madres llevar a sus hij@s con ellas a todas partes y realizar sus labores y actividades diarias sin tener que separarse del niñ@, cosa que les ayudaba enormemente también para llevar a cabo una adecuada lactancia en cualquier momento. Por tanto, el porteo es una costumbre tan antigua como la humanidad que respondía a la necesidad de incorporar al bebé a la rutina diaria de sus padres, ya que el pequeñ@ no se vale por sí mismo y no sabe caminar hasta pasados unos cuantos meses (al contrario que ocurre con el resto de animales del mundo, el hombre es completamente dependiente al principio de su vida).






Como los tríos de Bugaboo o Jané, etc., no habían llegado a sus vidas, el porteo era la única manera de transportar a los hij@s. Pero esta práctica se fue perdiendo en los países más desarrollados dando paso a los carricoches y sillitas con la pequeña pérdida de contacto del bebé que, sobretodo en sus primeros meses de vida, lo que más necesita es la cercanía y contacto físico casi permanente con sus padres.

Precisamente para recuperar ese contacto, y porque diversos estudios pediátricos empezaron a confirmar que el porteo era mucho más saludable que el uso exclusivo del cochecito porque el bebé se siente más seguro, querido y protegido al percibir los latidos del corazón y el calor del cuerpo de su padre o su madre (al fin y al cabo está acostumbrado a 9 meses dentro del seno materno sintiendo eso mismo), ésta ancestral forma de llevar a los hij@s los primeros años de vida se ha ido recuperando poco a poco, combinándola con la sillita. Además, dicen que el bebé que es porteado está más relajado, duerme mejor y tiene menos cólicos, ya que al no estar todo el día tumbado sus digestiones son más fáciles; y, muy importante, se evita el temido (por mí) síndrome de la cabeza plana.

Para los padres también tiene muchas ventajas (aunque pese y te deje la espalda baldada) porque permite que el pequeñ@ se integre en la vida de los adultos y les otorga una libertad total de movimientos sin tener que separarse de él, y puedes llevarlo tranquilamente a sitios en los que puede ser un engorro cargar con la silla. Además, cómo ya mencioné más arriba, es más práctico para la lactancia materna.

El porteo puede hacerse llevando al bebé en diferentes posturas, adaptadas a cada edad: tumbado y mirando hacia mamá o papá, de recién nacido; mirando hacia fuera, a partir de los 6 meses o así que ya es más curioso con lo que pasa a su alrededor y se mantiene más erguido; y en la espalda, cuando ya es más mayor y pesa cuatro quintales.






Hay varios tipos de porteadores y lo más importante para elegirlo es que permita un equilibrado reparto del peso entre hombros, espalda y cadera del porteador, y que sea ergonómico, de tal manera que se adapte a las condiciones físicas y a la postura natural del bebé. Para que se considere ergonómico, el porteador o canguro debe permitir al bebé ir sentado, con el peso sobre el culete, respetando la curvatura natural de su espalda, en "C", y la posición ranita para las piernas, es decir que sus rodillas estén más altas que el culete, abiertas aproximadamente en un ángulo de 90º, para que se desarrolle correctamente la cadera del niñ@.



Los porteadores más habituales hoy en día son:

-          Fular elástico:



-          Mochila:

No ergonómica                                          Ergonómica



















-          Bandolera:

-          Mei Tai:


Todos ellos se adaptan a las diferentes edades del bebé y permiten varias posturas tanto por delante como en la espalda.

El Cangués y yo teníamos clarísimo, desde antes incluso de quedarnos embarazados, que nos gustaba mucho ver a los niñ@s cuando eran porteados por sus papis, y que cuando nosotros tuviéramos un cachorrín o cachorrina, lo combinaríamos con la sillita. El problema que yo le veo es que a la cachorrina en cuestión sólo le va a gustar que la lleve el padre, porque claro, con la planta que tiene él y el metro y medio que mido yo… no hay color. Además a ellos les favorece muchísimo más:

No.Me.Digas (sólo que el Cangués más guapo)

¿Qué os parece el porteo? ¿Lo habéis utilizado o lo utilizaríais cuando seáis papás?

¡Hasta el próximo post!

¡Aviso para mi madre!: Tú con la sillita, que ya te veo queriendo colgarte a la cachorrina y al final tenemos que ponerte una espalda nueva.

Fotos vía Pinteres, Google Images, Mamá pata y sus patitos

4 comentarios:

  1. Que exagerada eres,hija mia...lo que pasa que a mi me da miedo que se caiga. No sujetarlo bien y menuda..

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    1. No se cae, jolines!, lleva un montón de sujecciones. Otro día pondré algunos tutoriales que hay en youtube sobre cómo se colocan los portabebés y verás que el bebé va súper sujeto!!! :)

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  2. Jejeje, pues a mí el porteo me ha ido enganchando poco a poco hasta llegar a ser una consumista compulsiva de distintos tipos de portabebés... Hace poco lo contaba en mi blog. http://desastremadre.blogspot.com.es/2013/04/la-loca-de-los-fulares.html

    ¡Yo te animo a que lo pruebes! Besos.

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    1. Tiene que ser precioso poder llevar a tu bebé colgado y claro que lo probaré!! Sólo me queda por saber cuáles serán nuestros porteadores, auqnue yo tengo echado el ojo al foulard y ya nos han prestado una mochila. Me voy a tu blog a ver si saco ideas!

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