jueves, 21 de marzo de 2013

Mi esófago y yo


Una vez que ya te encuentras en mitad del embarazo desaparecen las molestias iniciales que te acompañaron durante los primeros meses: las náuseas, los vómitos, el sueño que te mantiene en un estado semicomatoso permanente, la sensibilidad en el pecho, hormonas en revolución permanente… Peeeero, pasada esa primera etapa –muy benevolente conmigo, que sólo tuve sueño y amodorramiento--, llegas a la siguiente, en la que la tripa empieza a crecer por minutos con el consiguiente nuevo repertorio de molestias torturadoras, véase, indigestión, cólicos, migraña, estreñimiento (en ocasiones con hemorroides incorporadas), varices, acidez de estómago, retención de líquidos, dolor de espalda, piernas y pies hinchados… ¡Ay!¡Qué guapo ye esto del embarazo!

Yo, nuevamente, no me puedo quejar mucho porque salvo algún día de migraña pasada así a pelo, el dolor de espalda (inevitable, me temo) y una indigestión con cólicos incluidos por comer ternasco aragonés, lo único que de verdad me está visitando día sí, día también es la acidez. Bastante desagradable, debo decir. A mí, que nunca la había padecido, ahora me da ardor de estómago hasta el agua mineral.



Así que aquí estoy, tratando de buscar remedio o alivio a este castigo. Como suele darme más por la tarde-noche, cuando llego a casa con mis ardores lo único que me apetece es leche, que no sé si sirve para aliviar o no, pero es lo único que me pide el cuerpo, así que llevo una semana cenando todos los días un tazón de leche con Chocapic (por aquello de meter algo sólido). Y voy aumentando las dosis de leche, como los yonkis. Vamos, que a este paso, cuando nazca Nerea, las dos seremos lactantes.




He estado informándome para ponerle remedio y resulta que entre que el útero desplaza al estómago y le quita sitio y las hormonas (qué raro) relajan los músculos del aparato digestivo, pues será habitual hasta el final del embarazo que los ácidos estomacales campen a sus anchas esófago arriba y abajo y que las digestiones sean lentas y pesadas.

En cuanto a lo que se debe hacer para prevenir y/o aliviar los ardores, los consejos habituales son:
- comer pequeñas cantidades varias veces al día (nada de atracones)
- tomar las verduras cocinadas, no crudas
- evitar los cítricos, los dulces, los fritos, las infusiones y las bebidas con cafeína o gaseosas
- tomar leche fría cuando sientas la acidez (si es que me la pide el cuerpo)
- beber mucho líquido frío entre horas
- dormir lo más incorporada posible y dejando pasar al menos una hora para digerir los alimentos antes de acostarte

Y si nada de esto funciona y la acidez te tortura, pues hay que ir al médico a suplicar que te deje tomar un jarabín o algo que te devuelva las ganas de vivir.

Yo de momento lo llevo bien y aunque molesta, no es grave, así que sigo tomando leche como si no hubiera mañana, y rezando para, al menos, seguir adelantando por la derecha el resto de molestias que os enumeraba al principio. Aunque todo se pasa por tener uno de éstos:



A seguir tan guapos, un besín.

2 comentarios:

  1. Jiji,yo espero tb q no me toquen todos esos efectos cuando por fin me quede embarazada,aunque con las ganas q tengo ni me va a importar. Mme encanta el blog!

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    1. La verdad es que tiene que compensar muy mucho, jaja, la gente repite!! Y las molestias no son nada a cambio de que nos den un bebé gordito y suave para achuchar :)

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