miércoles, 10 de junio de 2015

Tarde de piscina

Cuando el año pasado bajábamos con la Cachorrina a la piscina de casa, ella acaba de cumplir su primer añín y todavía nos necesitaba para dar sus primeros pasos. Entonces, ingenua de mí, pensaba que el plan era agotador, pero lo que en su momento me parecía una maratón de kilómetros caminando alrededor de la piscina con la peque de las manitas, enchepada para ayudarla a caminar, mientras nos cocíamos al sol, dejándome el lumbago y la juventud, ahora lo recuerdo como estupendas tardes de paseos y diversión con mi bebé de la mano, mientras ella descubría el mundo y yo la miraba con amor al tiempo que nos poníamos morenas. Ayyy, qué tiempos...



El caso es que hace unos días, con el caloret apretando, decidí que la Cachorrina ya debería inaugurar su temporada de piscina 2015, así que me animé a bajar con ella una tarde mientras el Cangués trabajaba. Es decir: bajamos las dos, solas. ERROR.

Ya me debí temer lo que se avecinaba cuando le pregunté si quería ir a jugar a la piscina y gritó un excesivamente entusiasmado ¡Chiiiiii!!!, cuando está claro que la pobre no tenía ni idea de lo que era una piscina, -bastante se va a acordar-, mostrando unas ganas desmedidas por hacer quién sabe qué. Pero yo también me vine arriba y empezamos a cantar “Vamos a la pisci, vamos a la pisci”, mientras nos embadurnábamos de crema, poníamos los bañadores y hacíamos acopio de todos los juguetes de la nena que eran susceptibles de ser mojados (puestos pingando que diríamos en Asturias).

En un pis pas estábamos listas y nos plantamos en la piscina con las toallas al hombro y la cesta llena de juguetes. Yo hasta me llevé una revista por si podía tumbarme a leerla mientras la Cachorrina jugaba. (Qué graciosísima soy algunas veces...). 

Llegados a este punto, os tengo que aclarar que la piscina no es precisamente una charca para niños, sino que es bastante profunda: 1,5 metros donde menos cubre y 2 metros en lo más hondo, por lo que la Cachorrina no hace pie en toda la piscina, y yo prácticamente tampoco, -sólo en la parte de 1,50 y forzando-. Pero una pensaba que la nena no se iba a querer bañar porque le daría miedo el agua, y que se pondría a jugar con sus cosas a la sombra y lo más que se mojaría sería porque yo le iría rellenando sus cubos de agua. ERROR (otra vez).

Antes de que me diera tiempo a soltar las toallas, la nena estaba encaramada a la barandilla de la escalera de la piscina intentando meter el pie con sandalia y todo en el agua, lo que me obligó a correr al borde del infarto imaginando que se metía y se llevaba un susto de muerte, para cogerla, conseguir quitarle la ropa y tratar de engañarla para sentarse donde yo decía con sus juguetes -como si lo hubiera conseguido alguna vez, en serio, lo del optimismo es para hacérmelo mirar-. 

Pero la peque dijo que me sentara yo, que ella iba al agua, así que, sin que pudiera impedíselo, salió corriendo nuevamente hacia la escalerilla para intentar meterse en la piscina, lo que me obligó a adelantarla por la derecha para meterme delante y ponerme entre ella y el agua... Y estaba fría. Muy fría. Joder, qué fría. Y la nena avanzaba y yo bajaba otro peldaño y daba un respigo, y a la nena le daba la risa, y me empujaba para poder bajar ella también, y yo tenía que bajar otro peldaño, y estaba helada, y daba grititos de frío y la Cachorrina se retorcía de la risa por ver mi cara al perder la sensibilidad en las extremidades inferiores. Entonces la Cachorrina sube, corre por el bordillo y hace un amago de tirarse al agua que me obliga a mí a soltar la escalera, tirarme (“Joderjoderjoder, qué fría”) y nadar para cogerla en pleno lanzamiento. Y se lanza la muy loca. Y yo no hago casi pie, y camino con ella en brazos por la piscina sobre la punta de los dedos gordos pensando que me tengo que dejar las uñas largas para estos casos. Y ella se arrepiente de haberse tirado y dice que está “pía” (a buenas horas), y quiere que la lleve a la escalerilla para salir. Y sale... 

Y entonces corre por la piscina antes de que me dé tiempo a salir a mí también y ya no sé qué hacer, porque si salgo y la persigo va a pensar que es un pilla pilla, va a correr más y lo mismo se estampa contra el muro, pero si me quedo esperando en el agua acechándola a ver si se cae o se tira, me muevo más despacio y encima no hago pie en casi ningún sitio. Y decido nadar rodeando la piscina a su lado, en un ejercicio de natación sin precedentes. Y ella ríe, y yo me agoto, y me da la risa floja pensando en el momento que se me ocurrió bajar sola con ella, y de la risa trago agua -venga cloro que es muy sano-, y entonces ella hace un ejercicio de funambulismo que vete a saber de dónde lo ha sacado y decide caminar a cuatro patas por el borde de la piscina pasando por debajo de la barandilla de las escaleras, para terminar de matarme de angina de pecho.

De nuevo corre al otro extremo de la piscina donde hay unas flores y un montón de abejas. Y quier earrancar las flores y ya me la imagino llena de picaduras, y cruzo nadando como una loca la piscina y, como me creo joven y lozana pretendo salir de la piscina como el Cangués, que sube con una mano y dando un saltito atlético se gira y se queda sentado la mar de bien, como en un anuncio de cuerpos Danone, pero yo no hago pie y el impulso no es suficiente y algo falla, no hay giro atlético ni nada y me quedo atascada con los brazos estirados y medio cuerpo fuera y medio dentro de la piscina, y me pesa el culo, y me da la risa, y la nena está loca soplando a las flores porque cree que volarán los pétalos y lo único que hace es escupir y frustrarse, y me pone las flores delante de la nariz para que yo sople y yo sigo ahí, que ni para arriba ni para abajo, atrapada y muerta de la risa, y consigo salir arrastrándome de mala manera y ni cuerpo Danone ni nada. 

Al final conseguí atraparla y tenerla entretenida a base de sentarnos las dos en el bordillo y dar patadas en el agua para salpicar como si no hubiera un mañana. Y así es como pasamos nuestra primera tarde de la temporada en la piscina. Y ¿sabéis qué es lo peor de todo? Que nos lo pasamos teta.

4 comentarios:

  1. jajjaj.... me estoy riendo a carcajadas imaginandomelo todo... me veo super indentificada contigo! el mio hace 2 años para el mes que viene y me las lia a lo grande también! jajaj

    21072013.blogspot.com

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    1. Si es que son un torbellino sin descanso!!!! Jajaja, qué te voy a contar!! Un besín!

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  2. Pues añadele un barrigón de 36 semanas y tendrás mi vida... Hay días que hasta me pienso el salir a la calle y lidiar con nooo, me tiro al suelo, te correteo.... santa paciencia! No nos queda otra...

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    1. Madre del amor, con barrigón tiene que ser ya de traca, jajaja... Quién nos iba a decir que nos íbamos a ver en estas, eh? Un beso!

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