La Cachorrina, que le gusta jugarse el tipo más que a un funambulista, trepa al muro más alto del parque, camina por él, feliz y contenta, sintiéndose mayor, más alta -"gihante" que diría ella-, se acerca al borde y grita "Paaapiiiii!!!!", mientras yo marco el 112 en el móvil temiendo que la loca de ella salte al vacío, pero el Cangués ya ha corrido a la llamada de su princesa, y antes de que a él le dé tiempo a estirar los brazos, ella se lanza sin pensar mientras a mí me da una angina de pecho, y el Cangués, evitando mi muerte temprana y que la nena se estampe, la atrapa al vuelo sin despeinarse. Siempre. Y ella lo sabe.
La Cachorrina sabe que su papi nunca le falla, que por lejos que esté y por complicada que pueda parecer la situación, siempre la coge al vuelo, y ríe con ella, y la mira queriéndola mucho y la abraza, y que ese abrazo es el refugio más seguro que existe. Confía ciegamente en él y sabe que si su padre está cerca, nada malo puede ocurrirle, porque el mundo es más divertido y da menos miedo si el Cangués está con ella. Y ella lo sabe. Y yo lo sé.
Gracias por ser su superhéroe, ¡¡te queremos papi!!
Jajaja. Yo también he vivido alguna situación similar, jajaja.
ResponderEliminarLa foto es preciosa.
Besos,
Es que es tan bonito ver que se fían de nosotros sin reserva, sin dudar de que estamos ahí para cogerlos... Morimmos de amor, eh? Un beso guapa!
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