sábado, 31 de diciembre de 2016

2016

31 de diciembre. Último día del año y una se da cuenta, así, repasando los últimos doce meses y como quien no quiere la cosa, de que ha tenido el poco tiempo y la desvergüenza de no dedicar unas líneas a lo más importante que me ha traido este 2016. Porque entre mala vida, agotamiento, calor sofocante, pieses como botijos, virus varios, festivales de guardería, horas de parque, contracciones infernales, horas intentando mantenerme despierta delante de los libros, victorias, derrotas, intentos frustrados de convertirme en funcionaria, viajes, alegrías, disgustos, mudanza, nuevos amigos, Frozen en bucle, carreras al cole, rabietas de órdago, hormonas en ebullición, Brexit, Trump, gobierna tú, que no, que gobiernes tú, la Bicicleta, Juegos Olímpicos,  Hacienda no somos todos y otras muchas cosas, el 14 de septiembre, casi un mes antes de lo previsto, la vida nos hizo el regalo más increible del mundo. 

El más bonito, el que mejor huele. 

La mayor ternura, el mejor abrazo, la risa más inocente y pura. 

Nos concedió el lujo de que Claudia llegara a completar nuestra pequeña gran familia.

Felicidad.

Amor sin límites.

Ganas de comérnosla a besos. De hacerla reir a cada instante.

Amor de hermana. Amor de padres. Infinito.

Si algún día mi pequeña Claudia llega a leer este desastre-blog de su madre, verá cuánto hemos esperado, querido y lidiado con la Cachorrina y el poco tiempo, poquísimo, que su madre tiene para dedicarle a ella unas palabras. Solo quiero que sepa mi minicachorrina, que todo el tiempo que no estoy dedicando a escribir, estoy dedicándolo a quererla mucho. 

Que no me caben en un blog todas las cosas buenas que nos ha traido y que nos hace sentir. 

Que no hay palabras que expresen lo dulce que es su mirada y lo maravillosas que son las sonrisas que regala tan generosamente.

Que la queremos, que se nos cae la baba. 

Que si no la tuviéramos, la pediríamos a los Reyes.

Que tenerla es, de lejos, la mejor decisión de mi vida.

Que gracias a ella, ya estamos todos.

El 2016 fue un año raro, difícil, pesado... pero qué queréis, siempre será el año mágico en el que Claudia atrapó mi dedo -y mi corazón- con sus manitas...

3 comentarios:

  1. Ohhhh!!!! Felicidades familia!!!! Yo soy una seguidora tuya que siempre te busca pero que nunca comenta! Y qué alegría descubrir que tanto tiempo sin noticias era por este motivo!!! Yo soy madre primeriza y no quiero imaginar la locura que tienen que ser dos, ánimo con Frozen en bucle, es lo más duro para mí! Jaja Feliz Gran Año !!!!

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  2. Me he emocionado leyéndote porque en octubre he tenido yo a mi segundo y me siento plenamente identificada. Estos son los grandes conquistadores, porque antes de tenerlo piensas que no puedes querer a nadie como al primero. Pero llega con su carita, sus sonrisas, sus miradas de conejillo asustado cada vez que se les acerca su hermano... y sin darte cuenta te has enamorado(otra vez) incondicionalmente, descubres que el amor de una madre no se divide, sino que se multiplica, y no imaginas tu vida sin él.

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  3. ¡¡¡Enhorabuena!!! Hija, tengo todo mi mundo blogueril patas arriba sin hacer caso ni a mis blogs ni a los de las demás, pero no podía pasar sin comentarte algo después de esta entrada. Me alegro un montón de que estés contenta y seáis los 4 superfelices. Nosotros seguimos con la búsqueda de Garbancit@ 2.0 que se está haciendo de rogar... sniff. ¿Qué tal lo lleva la mayor? Cuidaos mucho. Muchos besos y ¡Feliz año!

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