domingo, 5 de mayo de 2013

¡¡Feliz Día de la Madre!!

Desde que sé que me voy a convertir en una de ellas, no hago otra cosa que fijarme en el comportamiento de las madres con sus hijos, empezando, por supuesto, por el ejemplo que más de cerca me pilla, que es mi propia madre (¡mamiiii!). Supongo que muchas veces a lo largo de nuestras vidas no somos del todo conscientes de lo que supone el amor de esa mujer que nos trajo al mundo y que lleva desde entonces luchando por mantenernos con vida y, a ser posible, felices y contentos.



Hoy quiero aprovechar el blog para felicitarle este día a ella, que le tocó la ardua tarea de criarnos a mí y a mi hermana, y también a mi abuela, suegra, tías, primas y amigas que ya son madres y a todas esas mujeres que, como ellas, se han emocionado ante su test positivo, han sonreído al notar los movimientos de su bebé en su interior, han hablado con su barriga o le han cantado cuando nadie las veía, han sentido miedo ante la idea de poder darle a sus hij@s los mejores cuidados de que eran capaces, han querido matar a la matrona, al ginecólogo y hasta a un celador que pasaba por allí, ante los dolores del parto o la incomodidad de una cesárea. Aquéllas que no pudieron evitar las lágrimas cuando les dieron a sus cachorrinos por primera vez, cuando se los pusieron en brazos, les miraron a los ojos y sintieron sus puñitos alrededor de su dedo.

Las que pasaron noches en vela descubriendo cómo alimentar y cuidar a sus hijos y sufrieron con preocupación cada uno de esos primeros llantos que no sabían interpretar; las que se levantaban para comprobar su respiración. Ésas que amamantaron a sus peques o les dieron cientos de biberones y papillas; las que aplaudieron cada palabra nueva, cada pasito y cada sonrisa; las que cambiaron pañales, prepararon comidas y pusieron lavadoras como si no hubiera un mañana.

Las que tuvieron un trabajo a jornada completa, 24 horas al día y 7 días a la semana, cuidando y criando a sus hijos, y las que lloraron con el corazón partido cuando se les terminó la baja por maternidad y tuvieron que aprender a separarse de ellos todos los días. 

Aquéllas que guardaron y pegaron en la pared dibujos horribles o trozos de arcilla deformes de sus pequeños artistas, las que se saben todos los bailes y canciones infantiles, y convirtieron a la Heidi o Dora la Exploradora de turno en una más de la familia. Las que aprendieron a ir preparadas con un bolso que ríete tú del de Mary Poppins, en el que cabían desde un plátano aplastado, hasta toallitas húmedas, tiritas, aspitos, pinturas de colores, coches de carreras, gomas y prendedores del pelo, galletas de emergencia, una pieza perdida del lego o  la colección de cromos que causaba furor en el momento.

Las que animaron en las funciones del cole o los partidos y competiciones de fin de semana, las que remendaban y pegaban rodilleras a los pantalones, las que ponían guapetones a sus retoños para que medio hora después pareciera ya que volvían de la batalla del Ebro. Las que pasaron noches enteras desveladas ante una fiebre alta o una mala tos, las que insistían en que te tomaras el zumo antes de que se fueran las vitaminas, las que hicieron un máster en chantaje y negociación para conseguir unas cucharadas más o un minuto de descanso.

Las mismas que mantuvieron la ilusión de sus peques, planificando, escondiendo y rastreando juguetes para después dejar que el mérito se lo llevaran unos señores gordos y feos venidos de Oriente. Las que limpiaban cualquier mancha en la cara de su hij@ escupiendo en un kleenex y frotando hasta que le borraban hasta los lunares. Las que ganaron canas el día que perdieron al niñ@ en el Carrefour, y kilos, terminándose la mitad del sándwich de Nocilla que quedaba olvidado ante la visualización de un columpio libre. Ésas mismas que veían con pánico, y el bote de Mercromina preparado, ideas peregrinas que incluían toboganes altísimos, patines sin domar y la frase "¡mira mamá, sin manos!".

Las que miran a su pequeñín (y no tan pequeñín) como si fuera la cosa más bonita del mundo, las que se sienten orgullosas hasta de los mayores desastres, las que escuchan los problemas del cole y los amigos, las que organizan cumpleaños y compran gusanitos para toda la clase. Las que se levantaban 2 horas antes para preparar la ensaladilla rusa, la tortilla de patata y los filetes empanaos para ir a la playa. Las que premian con abrazos, castigan sin ver la tele y aprenden el milenario arte del lanzamiento de zapatilla con efecto.

Las que aprendieron a aguantar los primeros desplantes, las malas contestaciones y la ingratitud de esa edad muy mala, y las que dormían con un ojo abierto y puesto en el reloj cuando ya los nenes creciditos salían por las noches. Las que suspiraban por los zapatos o el bolso de un escaparate, pero nunca se los llegaban a comprar porque el cachorro en cuestión necesitaba unos playeros nuevos, ya que en dos meses había pasado de calzar un 33 a un 37 (así sin avisar), o los libros del cole de ese curso costaban más que un riñón a estrenar en el mercado negro.

Las que dejaron desinteresadamente de ser protagonistas de sus vidas para dejar ese protagonismo a sus retoños; las que siempre les verán como los niñ@s que un día fueron, aunque ya sean unos señores calvos y con mal carácter de taytantos. A las que se les parte el corazón cuando la prole abandona el nido y esperan una visita o una llamada que diga "mamá, estoy bien".

Las que se vuelven locas cuando les dicen que serán abuelas y se lían a tricotar chaquetinas y patucos, aunque tengan que dejarse la vista de hacer y deshacer porque han perdido la cuenta de los puntos.

En definitiva: a todas las mamás (y a la mía más -que es la más mejor y la más guapa, porque lo digo yo-): ¡¡FELICIDADES Y GRACIAS!!

8 comentarios:

  1. Precioso se queda corto. Si lo lee tu madre te hace otros veinte pares de patucos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajaja, sí, ya la estoy viendo... :) Gracias!! Y feliz día de la madre!!

      Eliminar
  2. No se puede celebrar el dia de la madre llorando a lagrima viva, como me está pasando a mí. Eres genial, aunque ya lo sabes, Muchos besos y gracias por lo que me toca.
    Si tu abuela viviera, no lo dudes se sentiria hoy muy feliz al leer esto, y tambien como yo estaría moqueando. No pasa un dia sin que yo la recuerde.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pero no mee llores, Mary!!!! Jaja... Es que güelita Pipi era mucha madre!! :)

      Eliminar
  3. !!!Graciaaaasss!!! hija mia. Se hace lo que se puede. La verdad que ser una buena madte es dificil. pero los hijos a veces nos facilitais la tarea.Tu tienes tambien en quien fijarte. TU ABUELA PiPi. ella si que fue una buena madre y buena persona. se la echa mucho de menos. un besazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. De nada, mami!! Normal que la eches mucho de menos, a mí sólo me da pena no haberla disfrutado más tiempo. Un besínnnnnnn

      Eliminar
  4. Ainsss que no paro de mocosear. Precioso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias!! Me alegro de que te haya gustado, aunque mocosees, jaja, que no era mi intención!! :)

      Eliminar