miércoles, 22 de mayo de 2013

La paz interior

Cuando una de mis amigas estaba embarazada de su peque nos habló, una tarde que estábamos unos cuantos en su casa preparándonos para una sesión de picoteo-partido de Champions, de cómo se estaba sintiendo con el embarazo: estaba más tranquila, nada la estresaba, no se agobiaba por cosas que antes le atacaban los nervios... vamos, que, según sus propias palabras, el embarazo le había dado "paz interior". (Eso sí, fue terminar su discurso del modo zen y pegar 4 voces por querer acercarnos a la tortilla antes de tiempo que temblaron los cimientos de la casa, por lo que nos reímos mucho de su paz interior -y aún hoy, tres años después, seguimos recordándoselo-). Pero ahora entiendo a qué se refería.



En mi caso, no sé si llamarlo paz interior o "me resbala muchísimo todo lo que no tenga que ver con el barrigón". Y es que me resulta difícil centrarme en otra cosa que no sea mi barriga, la cachorrina,  el embarazo, la maternidad, yo... Es como si el estar embarazada me hubiera provocado un estado de enmimismamiento que no se puede aguantar. No sé si será porque la inminente llegada al mundo de la peque ha recolocado ya todas mis prioridades vitales o si será porque no me deja olvidarme de ella ni un segundo a base de patadas ninja en las costillas, pero el caso es que últimamente no me resulta fácil centrarme en otra cosa que no tenga que ver con ella. Hasta el Cangués está aburrido, el pobre, y ya casi ni intenta sacarme otros temas de conversación porque sabe que pongo el modo llamada en espera, con musiquilla y todo -tititiritiriritiri-, y me dedico a pensar en lo mío: que si vaya patadón, que si cómo va a ser el parto, que si saldrá todo bien, que si lo tenemos todo listo, que si la semana que viene tengo que empezar a lavarle la ropita, que si tengo que coserme un cojín de lactancia, que si tengo que hablar de ésto en el blog, que si no tenemos todavía bañerita, que si la canastilla del hospital, que si a ver si se adelanta, que si me imagino cómo será (¡guapísima!), que si estará todo bien ahí dentro, que si cuando nazca tenemos que llevarla aquí, y allá, y hacer ésto y aquéllo... vamos, que soy un coñazo.

Estoy más desconectada de lo que me rodea, pensando más en el bienestar de la peque y de que el embarazo se desarrolle sin problemas que en cualquier otra cosa, y soy consciente que puedo llegar a aburrir de tanto hablar de lo mismo, pero no lo puedo evitar porque es lo que me ocupa la cabeza las 24 horas (hija mía, mami es un rollo). Así que aprovecho el post para decir, especialmente al Cangués, que espero volver a mi ser algún día; que esta introspección -que viene de serie con el embarazo, no es que me la invente yo-, algún día se me pasará y podré volver a darles importancia a otras cosas que el barrigón y la cachorrina han colocado en segundo plano. ¡Gracias por la paciencia!

:)
Imagen vía Pinterest.

6 comentarios:

  1. A mi aún no me ha dado tan fuerte :D ya veremos dentro de unas semanas como estoy :P

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    1. Ya verás, pasa así sin darte cuenta, pero varias mamis me han dicho que les pasó lo mismo, es como que todo lo demás pierde importancia y tú estás tranquila y relajada pensando en tu bebé... Ya me contarás si te ocurre lo mismo!!

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  2. Yo me obsesioné con esto porque desde el principio me hizo muy difícil trabajar. Me dedicaba a llenar la mesa de postit con cada pasito que tenía que dar (llamar a fulanito, anotar tal cosa, ordenar no sé qué, escribir esto, terminar una línea, encajar un titular...) Era un caos tremendo. Ahora, mientras no trabajo, es que paso directamente, a veces ni miro la web del periódico y, como mucho, lo hojeo en un bar. No sé qué va a pasar dentro de quince días cuando vuelva al tajo...
    Eso sí, el embarazo (y la maternidad, especialmente durante la baja, si la tienes y estás medianamente tranquila) es una oportunidad de oro para conocerse mejor, pensar mucho, establecer prioridades, etcétera. Aunque he cambiado muchísimo, me conozco mucho mejor que hace unos meses. Así que aprovecha esa paz interior.

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    1. La verdad es que sirve para pensar más en una misma y es curioso ver cómo cambian tus prioridades, y supongo que cuando nazca Nerea el cambio será más brutal. Pero ahora mismo es eso, tengo una mezcla de paz y tranquilidad interior que no me deja centrarme apenas en otras cosas!!!
      A ver tú cómo llevas el cambio cuando te toque volver a trabajar, aprovecha mucho los días que te quedan!!!!

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  3. Yo estoy deseando volver a mi estado de paz interior previo al embarazo, porque siempre he vivido sin estrés ni presiones y desde que descubrí la noticia todo me preocupa (especialmente cómo reaccionarán en el trabajo). Vamos, que el bichillo ha despertado en mí una batalla interior...

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    1. Pues te llegará seguro, tienes preocupaciones, claro, pero es como que todas se centran en el embarazo y el bebé y le restas importancia a todo lo demás. Te centras en tu bienestar y en el de tu bebé y lo demás deja de tener importancia. Al menos a mí me pasa y por eso también ando más olvidadiza y despistada con todo!!

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