Antes de dar a luz nunca me había planteado cómo se debía actuar ante la llegada al mundo de un bebé de un familiar o amigo, ni me había parado a pensar en lo que sentirían el recién nacido y sus padres en sus primeros días de vida, ni cómo éstos y aquel querrían pasar sus primeras horas juntos. Por eso, cuando llegó el momento de que la cachorrina viniera al mundo, vi normal la costumbre de que familiares y amigos desfilaran por la habitación de la maternidad a ver al bebé diminuto, con su carita de recién llegado, y a su madre, con su cara de “pensé que no lo contaba” y su barrigón blandengue postparto que parece que te han dejado otro guaje dentro.
Sin embargo, debo decir que, ahora que lo he vivido, ya no lo veo tan normal. No sé si fueron las hormonas o el agotamiento tras 50 horas de contracciones sin pegar ojo pero, una vez que tuve a mi cachorrina conmigo, a mí me sobraba todo el mundo y sólo quería que estuviéramos solos y tranquilos nosotros tres: el Cangués, la peque y yo. Y cuando digo todo el mundo, digo todo el mundo, -con deciros que hasta eché a mi hermana para casa (que luego me dio cargo de conciencia y todo y la llamé suplicando que volviera, pobre…)-, porque me parecía algo tan tan grande lo que nos había sucedido que creía que esos primeros días debían ser sólo para conocernos los tres y comenzar a aprender a vivir juntos y que nadie debía robarnos esos primeros instantes.
Y es que, tras el nacimiento de un bebé, sus padres son los que más ganas tienen de conocerlo y, sobre todo si son primerizos, se encuentran en la situación más nueva y el cambio más fuerte de sus vidas, con un ser pequeñito completamente vulnerable que les necesita y al que no saben aún cómo tratar. Y, en mi caso, se me hizo cuesta arriba tener testigos de mi inexperiencia esas primeras horas para dar el pecho, cambiarla, calmar sus primeros llantos o simplemente contemplarla. Así que tras un primer día lleno de visitas y caos en la habitación, directamente las prohibí al siguiente. Decidí avisar a todo el mundo para que nadie más subiera al hospital y prometiendo recibir a todo el mundo encantada una vez instalada en casa y cuando ya estuviéramos más tranquilos y descansados. No sé si pareció bien o no, o quedé como una bruja -porque al fin y al cabo todos pasan por eso y se aguantan-, pero a mí era lo que me pedía el cuerpo y lo que creía que era mejor también para la cachorrina que el día anterior había estado muy nerviosa con tanto movimiento y que el día sin visitas estuvo durmiendo plácidamente todo el día. El tiempo para socializar ya lo recuperaría después de su salida del hospital, ¡y vaya si lo recuperó!
Debo decir que mi compañera de habitación sintió lo mismo que yo porque ella prohibió ir ¡hasta a su madre! Y algunas mamis conocidas se pusieron en contacto con nosotros para decirnos que ya verían a la peque en casa porque “sabían lo que era eso”, así que ya no me sentí tan bruja porque me di cuenta de que todas o casi todas las que estrenamos maternidad pensamos más o menos lo mismo (aunque no quiero generalizar, que seguro que las hay encantadas, pero a mí lo de recibir en camisón que te deja el culo al aire con bragas gigantes de rejilla, con ojeras, pelos de loca y una teta fuera, qué queréis que os diga, no me termina de convencer ,oiga…).
Así que lección aprendida para mí: no visitar en el hospital a los recién nacidos y si lo hago seguir escrupulosamente las normas que vi en esta noticia de periódico colgada en un tablón de anuncios del pasillo de la maternidad, y que, en resumen, lo que nos explican es que no se debe visitar a un recién nacido en sus primeras 24 horas de vida, que es mejor mandar mensajes que llamar, que hay que avisar antes de ir, que no se debe coger al bebé en brazos, que la visita no puede alargarse más de 20 ó 30 minutos, que deben respetarse los horarios y las tomas, y evitar dar consejos, o peor, criticar (que una está muy sensible para que le restrieguen el barrigón o la poca traza para coger al retoño o dar el pecho).
Qué os parecen estas normas?, ¿os pasó lo mismo que a mí? Un besín y hasta el próximo post!!
PD. No quiero parecer desagradecida y quiero decir que las visitas que tuvimos fueron bien recibidas y ellas no tienen la culpa de mi revolución hormonal así que, de corazón, muchas gracias por interesaros por Nerea.
A mi me echaste antes de que naciera ella, todavia no tenias ni contracciones bruja jajaja
ResponderEliminarJajajajaja...
EliminarQué valiente eres. Yo pensé y sentí exactamente lo mismo, palabra por palabra (pasado un primer boom de un par de horas en las que quería contárselo a todo el mundo), pero no me atreví a mandar a todo el mundo fuera. He de decir que al dar a luz lejos de mi casa solo vinieron mis amigas que vivían en esa ciudad y me quité del medio a todos esos familiares que aparecen ese día y no vuelves a saber nada más de ellos, pero a mí me estorbaban mis padres (que además no ayudaron en nada, sino que hicieron que tuviera más trabajo) y no supe decírselo. Aun así, ha sido fuente de conflictos hasta ahora, y seguirá siendo porque me tienen guardado rencor por un par de cosas que pasaron. Así que he aprendido la lección para el siguiente bebé. Si todo se da bien (que no sea cesárea, que quizá es lo que más te complica y puedes necesitar ayuda) no quiero ver a nadie después del parto. Y si ya restringí visitas (solo con 'cita previa'), seré aún más dura. Seré bruja, no digo que no, pero no vuelvo a pasar por lo mismo, eso lo tengo claro. Y si la gente te quiere, respetará y comprenderá esa decisión.
ResponderEliminarPor cierto, yo desde entonces solo paso brevemente por el hospital, saludo, pregunto si necesitan algo y me largo. Nada de largas visitas con un recién nacido, ya habrá tiempo de comentar todos los pormenores.
Yo para el próximo avisaré con tiempo de que no quiero a nadie!! Y visitaré sólo a sobrinos y siguiendo las normas!!
EliminarNo te sientas mal. Yo ya avisé con tiempo y no dejé que nadie viniera a visitarme, únicamente padres, hermanos y algún espontáneo que se coló. Pero nada más. Y así lo volvería a hacer para el próximo.
ResponderEliminarHoy en día me siento muy orgullosa de la decisión que tuve.
Un besito.
Tú fuiste más lista!! Yo haré eso en el futuro!! Besín!!
EliminarYo ya estoy hartita de comentar que temo más a las visitas que al propio parto. Vamos, las normas estas me parecen de lo más razonables. lo difícil será lograr que la gente las entienda y haga caso de ellas.
ResponderEliminarPues la verdad es que a la gente sí le cuesta entenderlo a veces, pero a mí, salvo algún caso raro me respetaron la decisión!!
EliminarBuff como te entiendo!! Di a luz a finales de agosto y nada mas salir de paritorio tenia a mi suegra encima sudando abrazandome y dandome los tipicos besos de abuela y si a eso le añadimos que soy bastante escrupulosa, y estaba totalmente agotada... la gente llamandome al movil nada subir a la habitacion, que opte por ponerlo en silencio y no cogerselo a nadie. Y mi sueño despues de no dormir durante tres dias aprox. No me dejaban poner la mejor de mis sonrisas a las visitas... pero yo creo que eran las hormonas porque despues me senti una mala malisima por odiar momentáneamente a todo el mundo
ResponderEliminarYo también me sentí mala malísima, pero no debe ser así porque lo normal es sentirse como nosotras!! Yo para el próximo avisaré de que no quiero visitas!! Aunque seguro que sí que las hormonas tienen que ver con esas ganas de que te dejen en paz, jaja...
EliminarYo también sali escaldada con las visitas,me sentí igual que lo que tu cuentas,solo tenía ganas de estar sola con mi bebe y mi pareja y lo pasé realmente mal con este tema,fui tonta y las tenía que haber cortado desde el principio...de hecho me senti tan agobiada que acabe llorando en el cuarto de las enfermeras y ellas diciendome que echara a todo el mundo,bufff que mal rato.Si hay otro bebe esta claro que no me vuelve a pasar...
ResponderEliminarMuy buen post.
Besitoss
Pues entiendo tu agobio y te digo que todas las madres que conozco me dan la razón así que no entiendo por qué se sigue visitando en los hospitales a los recién nacidos!! Yo para el próximo avisaré con tiempo!! Besos!!
EliminarAy chica, las visitas al hospital. Juro y perjuro que si yo hubiera sabido lo que es eso las hubiera pedido solo para casa, cuando ya estuviera establecida y centrada con la revolución de hormonas y cómo coger al peque. En mi caso fueron cortas, es cierto, pero MaridoBello tiene una GRAN familia, y yo también. Más amigos. Como bien dices, fue un desfile completo de gente yendo y viniendo. Por suerte nadie pidió coger al bebé, aunque sí que se me reprochó más tarde no haberlo ofrecido para que lo cogieran en brazos. ¡Como quien pone un puesto de magdalenas para que se sirvan sin problemas! Y eso, "estas demacrada, para mañana arréglate un poco para cuando venga más gente". Mi hijo nació a las 6:30 de un miércoles y yo llevaba sin dormir desde el lunes al mediodía, y vine a dormir algo ya en casa, el viernes noche. Y como bien reflejas, el glamour del hospital es muy justo (a mi bata le faltaban botones, con lo cual enseñaba todo si me descuidaba de algo, y estaba rota en la manga y la barriga, como quemaduras de cigarro) así que una no esta para tonterías, ni mucho menos. Así que lo dicho, si viene un segundo, las visitas en casa, que bastantes malas noches pasamos en el hospital porque Príncipe no cogía el sueño ni en broma después de tanto ir y venir de voces, perfumes y grititos varios, y nosotros desesperaitos. Se entiende la emoción de la familia, pero antes tiene que entenderse la necesidad de padres y bebito, y lo demás, hablando mal, sobra. Muy buen post! :)
ResponderEliminarMe parece que todas tenemos la misma mala experiencia... Habrá que ver si conseguimos que nos hagan caso para la segunda vez!!!
EliminarAhora que puedo opinar en este post, me uno a las tontas que no teníamos ni idea de la realidad de las visitas y nos callamos a pesar de estar hasta los mismísimos de tanto desfile. Y me uno a las de "con el segundo esto no me pasa" porque van a ser sus padres y mi madre, ni cuñadas ni hermanas ni sobrinos ni leches en vinagre. Que yo me pasé todo el embarazo diciendo que no negaría una visita pero que quería que fueran "la visita del médico" y lo mínimo que estuvieron fue una hora. Algunas vinieron hasta dos veces el mismo día, pasándose por un sitio muy feo los horarios de las visitas (se supone que acababan a las 19:30 y allí estuvo entrando gente hasta pasadas las 21:00). La primera visita empezó a las 7:45, nos despertó a los tres... Y lo que más me duele es que mi marido y padre de la criatura animaba a la gente a quedarse cuando decidían irse, porque él es muy de quedar bien con todo el mundo. De todas las mujeres que vinieron a verme, solamente dos no eran madres ¿a las demás qué pasa, que se les ha olvidado? ¿No recuerdan lo que se siente? Porque son las peores, las únicas que respetaron un poquito fueron las no-madres, manda... El próximo parto (para el que me quedan un par de años todavía) me costará un disgusto con mi marido, pero yo no paso otro día igual que ese. Me pongo de mala uva y con ganas de llorar cada vez que hablo del tema o pienso en ello y no puedo desahogarme con el padre en cuestión porque dice que no le dé más vueltas, que ya pasó y que lo olvide. Lo siento, pero no puedo. ¿Conseguiré superarlo algún día? ¿Cuándo? Lo único que lamento es no haber echado a todo el mundo en lugar de echar a mi madre, que vino a última hora y como es con la única que tenía confianza... se llevó lo peor.
ResponderEliminarEn fin, que ya estoy moqueando ¡Qué rabia, de verdad!
No te preocupes más porque ya pasó y no merece la pena el disgusto!!! Ya ves que todas estamos exactamente igual!! La verdad es que a mí también me sorprende que a otras madres se les olvide lo que pasaron porque yo tengo claríiiisimo que no iré nunca a visitar a un recién nacido al hospital. Pero es cierto que nunca te lo planteas hasta que no lo sufres en tus carnes. Ánimo guapa y a disfrutar de tu peque!!!!!! :D Muchos besos!
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