Últimamente existe bastante controversia en cuanto a la conveniencia o necesidad del uso del chupete por parte de nuestros bebés. Hay quien lo sigue defendiendo a ultranza y quienes lo demonizan porque se trata de un sustitutivo del pezón, que puede confundir y entorpecer la lactancia materna y, además, porque se cree que será la causa de futuros problemas dentales.
Sin embargo, también encontramos bondades del chupete como que calma a los peques cuando están nerviosos o lloran, tiene efecto analgésico contra el dolor o el sufrimiento ese infinito que parece que tienen los bebés cuando están disgustados y les sirve de entretenimiento en muchos casos.
Pienso que el uso del chupete depende del niño, que hay que observarlos y ver si les hace falta o no, porque no todos lo necesitan. Hay niños que nunca sienten la necesidad de succionar para relajarse, pero hay otros muchos que sí. Y como prueba está que cuando no tienen chupo o teta, se pasan la mayor parte del día chupándose con ganas las manos o los dedos; e incluso hay niños que no quieren el chupo porque no les gusta la tetina y, sin embargo, se chupan el dedo hasta bien mayores (el dedo no se les puede quitar a los dos años, claro). Por tanto, opino que el uso del chupete es bueno si el niño lo quiere y le ayuda a tranquilizarse, y que no es necesario ni se debe tratar de imponerlo si lo rechazan.
Mi experiencia con el chupete es más que positiva por el momento -que habrá que ver cuando queramos quitárselo- y en el caso de la cachorrina sólo nos hemos encontrado con los pros, y con ningún contra, porque, le encanta como juguete -y se dedica a ponerlo y quitarlo que da gusto y a morderlo por todas partes-, y de confundirlo con el pezón, nanai de la china, que tontos no son, y si no da, no da...
Durante el primer mes de vida de la nena no lo utilizamos, por un lado, porque yo había leído que era mejor esperar a ofrecérselo a que la lactancia materna estuviera bien establecida, y por otro, porque ella no quería saber nada de él y alguna vez que alguien se lo ofreció en esas primeras semanas, lo rechazaba tajantemente.
Yo ya pensaba que no nos harían falta chupetes y que la cachorrina no sería del tipo de bebés que necesitan estar succionando la mayor parte del día para sentirse tranquilos y seguros, peeeero pocos días antes de cumplir su primer mes de vida se pegó una llorera tremenda cuando estábamos a punto de llegar a casa, sin lugar donde parar para calmarla ni canciones infantiles o juguetes bastantes para llamar su atención, así que saqué el chupo que llevaba de emergencia en el bolso de la silla, por si un día hacía falta y... tachán!! Magia. Dejó de llorar, se tranquilizó y se quedó frita hasta que llegamos a casa. Y desde ese día todo ha sido amor por el invento, oiga (suyo y nuestro).
Debo decir que ella es muy lista y sabe cuándo lo quiere y cuándo no. Si hay hambre, no. Ni de broma. Si quiere teta, quiere teta, y te escupe el chupo sin miramientos como intentes darle gato por liebre. De hecho ahora tiene mucha práctica y lo escupe a un kilómetro de distancia para que encima tengas que ir a por él y hacer unas sentadillas recogiéndolo del suelo. Así que lo de confundirlo con la teta, pues mireusté, eso no pasa. Y el resto del tiempo pues lo mismo, a veces lo quiere y a veces no: si está tranquila y distraída nunca se lo damos, sólo cuando se pone nerviosa, y la calma al momento. También lo utiliza para dormirse, pero en cuanto tiene el sueño cogido también lo escupe y duerme sin él.
En cuanto a la higiene del chupete, debo decir que no somos estrictos, en absoluto, los esterilizo antes del primer uso y después los lavo con agua y listo, porque total, ello lo pone y lo quita después de restregárselo por todas partes, así que es tontería ponerse muy escrupuloso y pulcro con el tema. De hecho, aunque llevo dos o tres chupetes de repuesto, lo normal es que recurramos al ancestral método de "mamá o papá lo chupa primero a ver si tiene algo malo malísimo" para limpiarlo. Y qué queréis que os diga... no he comido más pelusas en toda mi vida, pero creo que es un sistema práctico, rápido y eficaz para que la nena tenga el chupete medio limpio después de que se cayera por la silla o por casa (si se cae al suelo por ahí, saco el de repuesto, que tampoco queremos coger la triquinosis el Cangués y una servidora). Además leí éste artículo (publicado en varios periódicos) en el que dicen que es bueno para el bebé hacerlo porque refuerza su sistema inmunitario y ayuda a prevenir asma y alergias, toma ya. Y debo decir que en sus seis meses y medio de vida, la cachorrina no ha tenido ni un triste catarro.
Lo que no sabemos es qué nos deparará el futuro con este tema, si nos costará la salud y esperanza de vida el día que se lo queramos quitar, o si efectivamente nos tendremos que dejar los euros en aparatos de dientes, en lugar de en vacaciones en paraísos terrenales, pero de momento a todos nos gusta y a todos nos regala grandes momentos de paz interior, que todo hay que decirlo.
Y vosotr@s, ¿qué experiencia tenéis con el chupete? ¿Chupo sí o chupo no? ¿También lo chupáis para limpiarlo?
Feliz lunes!!